Primeros macarons

 
 
Primeros que me salen, quiero decir. En los intentos que no cuento lo que salió mal fue el horno. Es demasiado abrasador.
 
Son macarons de café, rellenos con crema de café. Aciertos: suave sabor a café, superficie super brillante y crujiente, y "pie" suficiente. Desaciertos: la crema era un poco cutre (no es la de la receta original), y, por culpa de que era muy húmeda o por otro error desconocido, después de unas horas rellenos se reblandecieron un poco, aunque no destruyeron la capa crujiente de arriba. Lo peor: sólo tengo un tapete, y me eternicé hasta acabar la masa. Por eso la próxima vez los voy a hacer sobre papeles de horno, para que al menos se sequen al mismo tiempo.
 
No voy a contar la receta, que es la de Alma Obregón, de su web objetivo: cupcake perfecto, www.objetivocupcake.com. Solo los ajustes... siempre hay ajustes...
 
Para evitar fallos (para análisis de fallos posibles, ver www.webosfritos.es), y asegurarme un macaron satinado, tamicé el azúcar glas con la harina de almendra por un colador grande con la malla muy fina. Lleva su tiempo. Quedó bastante almendra en el colador, por eso añadí otros 25 gr tamizando, al final usé un sobre de 125 gr. También probé las claras pasteurizadas de Mercadona, usé 110 gr (como tres huevos grandes).
 
El reposo. Como estamos en verano, y la humedad es más baja, conseguí que los macarons se secaran en hora y media.
 
El j***** horno. Precalenté a 150 grados con ventilador, pero con la bandeja puesta arriba del todo para bloquear el calor directo. Los macarons los hice en un tapete de silicona y los horneé sobre la rejilla. Debajo, puse un molde metálico, porque no tengo más bandejas. Todo para conseguir aguantarlos dentro durante 10 minutos, un tiempo muy justo, hubieran quedado más firmes 12-13 minutos. Aún así se tostaron un pelín, pero como no llevaban colorante no se notó mucho.
 
Desmoldar. Hay que esperar a que se enfríen. Solo así la base no sufre daños.
 
Conservación. Los guardé con amor y cuidado en una caja grande de galletas, los pisos separados por papel de horno. Sin rellenar, claro.
 
Comprendo por qué tienen fama, son delicados y sabrosos. Yo prefiero los coloreados suavemente o al natural, no me gustan mucho los muy tintados. En fin, seguiré investigando. Hay unos con té matcha que me llaman.
 
 


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