Arroz a la cubana
Después
de un largo-largo viaje por Francia ¿qué encuentro al llegar a
casa? ¿decepciones con el paisaje maltratado de nuestra tierra?
¿comparaciones odiosas? Sí, pero también la nevera vacía.
M. acuñó durante el
viaje la frase de "cuatro días seguidos sin comer caliente".
Para solucionarlo ¡toooma! huevos con puntilla, arroz con tomate y
plátanos fritos.
Es un plato de casa de
comidas de antes, un primer plato en realidad. Creo que aunque se
llama "a la cubana" es originario de Filipinas. Se toma con
plátano o sin él, con tomate o sin él. Nosotros le dimos a todo.
Para respetar la receta,
el arroz hay que prepararlo "a la española" y los
huevos freírlos con puntilla, en abundante aceite de oliva muy
caliente.
Ingredientes
para dos platos:
-
2 huevos a temperatura ambiente
-
1/2 vaso de arroz de grano redondo
-
1 diente de ajo
-
1 vaso de agua
-
1 chorro generoso de aceite de oliva y más aceite para freír
-
salsa de tomate (preparada por ejemplo con una lata de tomate
triturado, sal, pimienta, laurel y aceite).
-
2 plátanos no demasiado maduros
Hay que prepararlo con
cierto orden para que no se enfríe. Primero hacemos la salsa de
tomate (si no la tenemos hecha) y el arroz: en un cazo grande se
rehoga un diente de ajo partido en dos sin que se quema, se echa el
arroz y se le dan unas vueltas. Cuando esté transparente se añade
el agua y se deja cocer a fuego medio hasta que está tierno. Se
apaga y se deja tapado, que absorba el resto de agua. Así queda
tierno pero no pastoso.
Mientras se hace el arroz,
cortamos los plátanos a lo largo y los hacemos a la sartén, en la
que habremos calentado una nuez de mantequilla. Se les da la vuelta
una sola vez porque son delicados. Deben quedar dorados por los dos
lados. Los retiramos a una fuente y los tapamos.
Limpiamos la sartén de
restos de mantequilla con un papel y calentamos un dedo de aceite.
Cuando esté bien caliente (como para tostar una miga de pan)
añadimos los huevos, que chisporrotearán como demonios. Con una
espátula les echamos aceite por encima para que cuaje la clara y una
pizca de sal.
¡Emplatemos! Con un molde
de flan (el mío rizadito) hacemos los timbales. Llenamos el molde
apretando bien el arroz y lo volcamos en un plato. Así, ponemos dos
por plato. Hay que tener cuidado porque el molde metálico quema.
Añadimos una cucharada generosa de salsa de tomate caliente encima
de cada timbal. Colocamos al lado un huevo frito y el plátano frito.
Crítica:
Un plato muy oportuno,
contundente y sabroso. A mí me gusta destrozar los timbales,
revolver la salsa con la yema y dejar un trozo de plátano frito como
último bocado. De postre.
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