Tarta Pavlova

 
No voy a explicar de dónde procede porque en todos los blogs y páginas lo explican... Anna Pavlova, la bailarina de pincipios del siglo XX, parece que tiene algo que ver. Y Nueva Zelanda.
 
Hacía tiempo que quería hacerla, me encanta el merengue y todo lo que se puede hacer con el robot de cocina.
 
Hice una tarta grande, para llevar a casa de mis suegros. La próxima vez, pensando en todos y no en mí, haré algo con chocolate. Cuando en una casa hay algo bueno que celebrar, no importa celebrarlo muchas veces. También comimos unas rosquillas riquísimas que hace mi suegra. Intentaré conseguir la receta, por eso les saqué una foto que me reservo... porque a mí no me saldrán como a ella ni con receta ni sin ella. Esponjosas, y con azúcar crujiente.
 
Vuelvo a la tarta: para cuatro personas bastan 4 huevos y la mitad de la nata (220-250 ml). Además de no demasiado dulce, ya que lleva fruta, es una tarta muy bonita. Vamos, sobre todo es bonita.
 
Para una versión light, habría que sustituir la nata montada por yogur (estabilizado con unas hojas de gelatina, o directamente yogur griego azucarado).
 
Ingredientes para una tarta pavlova grande (25 cm):
Para el merengue:
- 5 claras de huevo, o 6 si son huevos pequeños
- 200 gr de azúcar glass
- 2 cucharadas de Maizena
- hasta media cucharadita de especias en polvo (canela, nuez moscada)
- una pizca de sal
- una cucharadita de vinagre de vino blanco, o el zumo de medio limón
Para el relleno:
- 500 ml de nata para montar (35,1% de grasa), pero bastan 300-350 ml.
- 4 cucharadas rasas de azúcar glass
- dos gotas de esencia de vainilla
- 1 cucharada rasa de Maizena disuelta en una de leche (para estabilizar)
- 300 gr de fresas, 2 cucharadas de azúcar y un chorrito de Pedro Ximénez
Para decorar:
- Unas fresas, unas cerezas, unos arándanos y unas hojitas de menta o yerbabuena.
 
Puse a calentar el horno a 130 grados, nunca más de 150 grados. Con una temperatura excesiva el merengue subirá de golpe y luego quedará quebradizo.
 
Preparé el merengue, montando las claras con dos cucharadas de azúcar, la sal y el vinagre. Al menos 5 minutos a velocidad 5, con la pala. Cuando estuvo firme, añadí, tamizándola, el resto del azúcar glass y la Maizena, en tres veces, y mezclé a la misma velocidad. Si se baja, continuar batiendo hasta que esté firme otra vez.
Se puede hacer con unas palas eléctricas en vez del robot, pero a mano es imposible. Por lo menos para mí.
 
Puse un papel sobre la bandeja de horno, y dibujé un círculo de 25 cm. Espolvoreé con Maizena y extendí merengue con una espátula hasta rellenar la base, con una altura de 2 o 3 cm. Luego hice montones por el borde. El merengue está bien cuando no se desparrama.
 
Lo metí en el horno 10 minutos y luego bajé a 100 grados y estuvo casi una hora. Quedará crujiente por fuera y como espuma por dentro. El color es marrón muy claro, casi rosa. Lo dejé enfriando en el horno con la puerta abierta toda la noche, pero me imagino que será suficiente hasta que esté frío.
 
Al día siguiente, lavé y corté las fresas y las tuve media hora con el azúcar y el vino dulce. Luego monté la nata muy fría (hasta metí el vaso del robot en el congelador un rato) con el azúcar y la esencia de vainilla. Cuando estuvo montada, añadí la Maizena, solución que es mejor que nada, pero que le deja algo de sabor.
 
Monté la tarta: primero pasé el merengue horneado a un plato, con una espátula grande y con cuidado. Extendí una capa fina de nata, luego puse las fresas escurridas y cubrí con más nata. Terminé decorando la superficie con frutas variadas, no demasiadas, queda más bonito.
 
Crítica:
Si fuera para mí sola, le habría echado más nuez moscada y canela al merengue, y aún menos azúcar a la nata. En algunas recetas, sustituyen la mitad de la nata por mascarpone, el colmo de las calorías. Yo voy a probar con mousse de yogur, seguro que es más fresca. Incluso para una tarta grande, bastan 300-350 ml de nata o yogur. Ahora, la decoración no la cambio por nada, y eso que también es muy vistosa con todas las fresas por encima.
 

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