Bizcocho cebra

 
Es el bizcocho de toda la vida de aceite y yogur, aquí llamado "queique". Un amigo mío dice que, si algún día tengo una pastelería o similar, debo reivindicar la palabra "queique" y ponerle ese nombre.

Creo que es una de las recetas más populares de Internet.
 
Mi abuela Pilar ya lo hacía. Estuvo de moda, pero era una moda práctica: es un bizcocho talla L o XL, jugoso y robusto. Y eso que ella tendía a ponerles mucha harina, así le salían de contundentes... Un formato familiar, para desayunos.

 Además de yogur natural (que puede usarse de medida), lleva aceite de girasol, huevos, azúcar, harina y un sobre de Royal. Hay medidas gigantes, este es modesto. Hay versiones con aceite de oliva en vez de girasol, pero frito con un trozo de cáscara de limón. Puede añadirse ralladura de limón, o de naranja, y luego emplear el zumo para hacer un almíbar y emborrar el bizcocho aún caliente. En mi opinión esta es la versión más fina, de merienda. Si en vez de yogur empleamos nata, o mantequilla en vez de aceite, para mí ya es otra receta. Muy sabrosa pero otra cosa.

El chocolate es atractivo para niños y adultos, no lo vamos a negar. Lo más rápido es usar cacao, pero sale muy bien con chocolate fundido (unos 100 gr). Si se usa cacao en polvo, es necesario añadir la misma cantidad de harina a la masa que no se chocolatea, para que las dos partes sean igual de densas.

Hay varias formas de hacer el marmolado, pero si el molde es redondo queda muy bonito en círculos. Este es el bizcocho llamado "cebra". En los moldes largos, es más bonito echar toda la mezcla clara, luego la de cacao de forma desordenada, en tiras a lo largo. Así es como lo hacia mi madre.

Acosejan no usar moldes de silicona, sino metálicos, para evitar que en vez de marmolado, quede bicolor. También debemos intentar que la masa sea espesa.

Usé el robot My Cook, pero a mano es de los fáciles. El orden de los ingredientes es el mismo.

Ingredientes:
- 3 huevos
- 2 medidas de yogur de azúcar (180 gr aproximadamente)
- 1 yogur natural (yo añado 1/2 más, hasta tener 200 ml)
- 1 medida de yogur de aceite de girasol (80-90 gr)
- 3 medidas de yogur de harina floja (250 gr)
- 1 sobre de Royal
- 6 cucharadas rasas de cacao amargo Valor, más otras 5 de harina floja

Precalentamos el horno a 170 grados.

Primero batimos los huevos con el azúcar. Si lo hacemos a mano, le damos con el batidor hasta que estén espumosos, unos 3 minutos. En el robot, con la mariposa puesta en las cuchillas, batimos a velocidad 4-5 durante 5 minutos.

Añadimos el yogur, el aceite (y la ralladura de limón, la pasta de vainilla o lo que queramos para aromatizarlo) y mezclamos 30 segundos a velocidad 4. Echamos la harina y el Royal y le damos un mezclado rápido, 10 segundos a velocidad 4. Si quedan grumos, terminamos a mano, con una espátula.

Separamos un poco más de la mitad de la mezcla a una jarra, añadimos 5 cucharadas rasas de harina y la unimos con la espátula. Añadimos a la masa que quedó en el vaso las cucharadas de cacao y mezclamos 10 segundos a velocidad 4. Si no usamos el robot, mezclamos a mano.

Cubrimos el fondo de un molde de 22 cm con un círculo de papel. Echamos un poco de la mezcla clara (unas dos cucharadas) y encima, en el centro, un poco de la mezcla con cacao. Así hasta acabar. Veremos cómo la mezcla se va estirando sin fundirse. 

Estuvo en el horno 35 minutos, al principio tapado con papel de aluminio por culpa de mi horno, claro. Tardé en ponerlo y por eso se separó bastante la costra.

Crítica:
Es bonito, infantil, y resulta jugoso. Es fácil de hacer y lleva la decoración incorporada.





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