Trattorias y otros, en Italia

Esto tiene su punto pretencioso, pero aun así me (nos) apetece hablar de sitios donde comimos por Italia, en dos viajes distintos.

Escoger dónde comer durante un viaje siempre, siempre es algo un poco tenso... y no importa si hay mucha o poca oferta. A veces es peor si hay mucha. Nosotros intentamos varias tácticas, ir al azar, seguir las recomendaciones de las guías, de los dueños de los alojamientos... algunas veces no acertamos. ¿Qué esperamos? Bastante. Más que alimentarnos. No me importa pagar -dentro de un orden- siempre que no me decepcionen.

El sitio perfecto, para comer, es un local pequeño, más bien animado, para sobremesas cortas; puede ser una terraza si es tranquila pero yo prefiero comer dentro. La carta, muy corta. Para cenar, me gusta un sitio más tranquilo, pequeño, en su punto de formalidad -pasarse no- y agradable a la vista, es decir, lo que últimamente se llama un bistró. La carta, muy corta.

Esto en cuanto a preferencias, pero me adapto. Me han gustado también algunos sitios más típicos, y que siguen siendo buenos y auténticos.

En Nápoles, dos sitios:
- Es verdad que las pizzas (en especial la margherita) son estupendas y baratísimas en  Antica Pizzeria Port'Alba (en la calle del mismo nombre). Seguimos la recomendación de la guía Lonely Planet.
- Por recomendación de la dueña del bed&breakfast -que estaba en la calle Gregorio Armeno- fuimos dos veces a cenar a la Antica osteria Pisano (en la plaza Crocelle ai Mannesi). Este sitio es tradicional, probamos pulpitos guisados y unos spaguetti algo picantes con almejas, mejillones y tomates en su punto. Un local familiar, llevado por dos hermanos serios, repeinados, casi oscos, que en cambio se despidieron de nosotros con grandes muestras de agradecimiento. 

Por el norte de Italia acertamos en Padova. En Nero di sepia (http://www.ristorantenerodiseppia.it/) fue una fiesta de comida y bebida: hubo crema de verduras con germinado de apio e hinojo, berenjena con queso, pescado (branzino) con calabacín  sobre costra de grana padano, ñoquis de espinacas sobre sopa de pescado, y bacalao con cintas de apio y pimiento confitado y ensalada de berros y rúcula; de postre tortino de chocolate fundente con tomatitos confitados. Bebimos un rosatto de Val d'aosta. Todo 84 euros (2008).
También cenamos en una buena trattoria, la Antica trattoria dei Paccagnella, en la calle del Santo. Se anuncia como cocina tradicional padana. Probamos ensalada de gallina con frutos secos, y fritura de verduras y calamares pequeños. Luego, spaguetti con marisco un poco picantes y polenta con pavo, aceitunas y cebollitas. De postre, crema de mascarpone y strudel de manzana. Bebimos vino blanco Manzoni, no tengo más datos. Todo, 75 euros (2008).

En la parte alta de Bergamo, justo en la Piazza Vecchia, comimos en la terraza de la Trattoria Sant'Ambroeus (http://www.trattoriasantambroeus.it/). Croquetas de bacalao con polenta y germinados, ravioli de setas con nueces y risotto a la milanesa. Bebimos un tinto de la Toscana que estaba regular. Antes habíamos tomado el aperitivo (alcohólico) en la terraza de al lado.

En Sirmione, en la costa sur del lago di Garda, cenamos en un restaurante de la zona vieja, en un patio con jardín. No lo localizo, tenemos apuntado que se llamaba "Vino". De aperitivo nos ofrecieron salmón marinado sobre carpaccio de patata y pesto. Comimos lavarello (pescado de lago) a la brasa con calabacines y rúcula, y tagliatelle con tomatitos y marisco. De postre, tiramisú de fresas. Bebimos un riquísimo vino rosado de Apulia. Total 70 euros (2008).
En Sirmione hay muchísima oferta y de todo tipo, pero es más bien caro. También cenamos en la Osteria del Vecchio Fossato (http://www.osteriadelvecchiofossato.it/) en la via Antiche Mura. Un sitio más tradicional, en la carta y la decoración; tomamos espárragos verdes con mantequilla y parmigiano, ñoquis con tomate, pimiento y setas, y ravioli de espinacas con ricota. De postre, tiramisú. Bebimos una botella de Malvasia del Venetto. Total 60 euros (2008).
Tengo que decir que el hotelito en el que estuvimos en Sirmione, el Hotel Marconi (http://www.hotelmarconi.net/), tenía lido para tomar el sol y bañarse en el lago, y ponía unos desayunos muy  llamativos gracias a un buffet de tartas. Sienta muy bien un baño en el lago a las ocho de la mañana y luego un desayuno muy dulce.

En el lago di Como, en Lecco, cenamos a media tarde en Azzeccagarbugli, en una terraza puesta en la Piazza XX de Settembre. Es un rustico raffinato, donde tomamos una ensalada de tomate con orégano y mozzarella y probamos el pescado del lago a la espalda, con patatas al horno y rúcula. Bebimos dos copas de vino prosecco. Todo por 40 euros (2008).

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