Caldo galego de repollo
Sí, sí, caldo en verano... Todavía hay repollos de verano (aquí no dejan de plantarse en todo el año) y ya hay judías, un tipo de alubia blanca más bien pequeña, que se vende con vaina y se consume enseguida. No es como la judía seca, no necesita remojo y se cuece bastante rápido. Tampoco es visto y no visto, dependiendo de lo seca que esté, tarda entre una hora y una hora y media.
Como con el unto no me animo, le echo un trozo de tocino blanco o de panceta con más blanco que magro. También le añado un chorrito de aceite de oliva.
No voy tampoco a teorizar, pero el caldo está bueno:
- si no sabe a rancio,
- si lleva mucha patata y buena, más cantidad de la que uno imagina,
- si se hace a fuego lento y un poco más del tiempo necesario para que todo esté tierno, por eso agradece los recalentados,
- la sal es un asunto delicado, si la panceta o la carne está salada hay que tener cuidado, pero tampoco cogerá la sal si se echa toda al final.
Tengo por ahí una versión vegetariana, preparada con unto vegetariano (una mantequilla con sal ahumada) que ya haré cuando haya nabizas. Y frío.
Ingredientes para una olla:
- 3 puñados de judías
- 1 repollo pequeño del país
- 4 patatas grandes
- 1 trozo de panceta sin corteza
- 1,75 l de agua
- un chorrito de aceite de oliva, sal
Lavé el repollo, quitando un par de hojas, pero dejando verde. El verde es más duro pero le da un toque de color. Troceé en tiras. Pelé y lavé las patatas y las desgajé en trozos más bien pequeños, como una nuez.
Eché todos lo ingredientes en la olla (sal poca) con agua fría, y al fuego. Una hora y cuarto después lo encontré a punto: espeso y blancuzco.
Crítica:
Hoy ya no hace calor... apetecía mucho. Pero es congelable, si no hay trozos muy grandes de patata (queda rara). Es de mis platos preferidos, así que salgo barata.
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