En este cine se come: Kill Bill 1 y 2, El Padrino 1 y 2

Clemenza enseña a Michael a cocinar (El Padrino I)
 
Entre nuestras aficiones caseras y baratas está ver películas en casa de alguien y reunir comida alusiva.

Nuestro primer homenaje fue a la mezcla oriente/tex-mex que asoma en la saga Kill Bill. Guacamole, sushi California, sashimi y fajitas de pollo... junto pero no revuelto. Yo aporté el sushi. El California lleva palitos de cangrejo y aguacate de relleno. No lo voy a explicar porque ya hay una entrada publicada.
 
Las dos sangrientas películas y toda esa comida son un auténtico maratón.
 
Para el segundo maratón nos decidimos por una crueldad más organizada: El Padrino. ¿Y qué íbamos a cenar? Pues lo que Clemenza intenta enseñar a preparar a Michael Corleone: pasta con albóndigas en salsa de tomate, sólo que en versión libre. Diferencias importantes: nada de vino y menos mondongo. Para picar, fuet y salchichón de ciervo, y de postre crema de limón. Bebimos Lambrusco (en fin) y un tinto italiano muy bueno. Estábamos tan ocupados que no miré la etiqueta.

Pondré la receta de las albóndiguitas con salsa de tomate (para 8 buenos comedores):
Para la salsa:
- 1 y 1/2 botes de tomate triturado
- 1/2 k de tomates en rama
- sal y azúcar
- 50 gr de aceite de oliva
- 50 gr de cebolla
- 1 diente de ajo
 
 Para las albóndigas:
- 1 k de carne picada mezcla (ternera y cerdo)
- 2 huevos
- 4 cucharadas de harina
- sal y pimienta recién molida
- 1/2 cucharada de perejil fresco picado
- 1 diente de ajo
- Aceite de oliva

La salsa la preparé en el robot, está muy bien si es una cantidad grande. En el vaso puse a calentar el aceite, 2 minutos, 120º, velocidad 2. Añadí la cebolla y el ajo y los piqué duramte 10 segundos a velocidad 6. Luego lo cociné 5 minutos, 120º, velocidad 3. Añadí el tomate triturado y el fresco sin piel y cortado en trozos, la sal (una cucharadita de postre rasa) y el azúcar (la misma cantidad, pero esto depende de la acidez del tomate natural). Si los tomates tienen muchas pepitas es mejor quitarlas. Programé 20 minutos, 120º, velocidad 1. Esta es la velocidad para "sofrito" así que dejará la salsa con una textura aceptable. También, una vez fría, se puede triturar, si vamos a hacer esto no hace falta pelar los tomates.

En un bol grande, batí los huevos, añadí una pizca de sal, el perejil picado y el ajo picado muy pequeño. Eché la harina y removí hasta que quedó bien mezclado. Esta receta no lleva miga de pan, pero la harina hace que las albóndigas estén muy suaves. Añadí la carne y salpimenté con generosidad, es importante salar bien la carne (eché unas dos cucharaditas), porque si están sosas una vez hechas es difícil corregirlo. Uní todo con el tenedor y luego con las manos. Sí, es un poco cochino, pero es como queda mejor. Di forma a una tercera parte de las albóndigas con un poco de harina, y las freí en una sartén grande con aceite hasta la mitad. Las hice pequeñas, son más agradables para tomar con pasta y además sólo hay que freírlas, no es necesario guisarlas. Terminé de hacer el resto en otras dos tandas. Salieron unas ochenta.

Guardé por separado la salsa y las albóndigas.

Mientras se cuece la pasta (aconsejo grandes cantidades de spaguetti) calentamos la salsa en una olla baja, añadimos las albóndigas y les dimos un hervor. Nada más, para que no se secaran.

Crítica:
Lo recomiendo para comidas multitudinarias, sobre todo con niños. Lo único latoso es cocer tanta pasta, hay que tener una olla grande y no descuidarse con el tiempo, porque en cuanto está cocida hay que servir.


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