¿Por qué cocino tanto? Pues todo es política
Cocino mucho, cada vez más. Me tiro horas, no me molesta estar de pie, ni me acuerdo de la tendinitis del hombro derecho... También leo mucho, eso como siempre, pero me explico: como decía un chiste de Hermano Lobo (1973) "Yo leo para olvidar".
A veces, varias veces al días, no miro, escucho ni leo noticias. Es lo que mejor me sienta. Unos no explican nada, o nada como es, y los que lo explican bien... pues de todos modos de explicar no pasan. De comprender no pasamos. Y me cansa, me cansa profundamente el club de debate en el que vivo desde mi tierna juventud. Que yo era tierna y discutidora ¡cómo me gustaba el club! A mí que me dieran una mesa, cuadrada o redonda, pública o privada, y algunas personas más... Y venga a hablar.
No tenía demasiado vicio con eso de hablar, la prueba es que, al descubrir que no avanzábamos gran cosa, me he quitado. Claro que fue un tanto doloroso, la escuela de la vida... política.
El partido del que más esperaba (se explicaban bien, a veces aún les encuentro destellos) no hace por, y lo que es peor, sabe que no actúa ni actuará, se ha acomodado a ese papel y ¡venga a hablar! Explican el pasado, el presente y el más allá, pero del futuro cercano nada. Se cuidan muy mucho de decir algo claro y práctico, al modo griego, que ya han reducido las contradicciones a una, la que les es clave ahora: pagar o no pagar. Y si no les permiten auditar la deuda para separar la odiosa de la que no lo es, ya veremos si Europa sí o Europa no.
Explicar no es proponer, y protestar no es actuar. Apoyar al 15 M (como si lo necesitara), paracerle mal los desahucios, criticar los recortes en educación y sanidad... muy bien, hasta ahí llegamos todos. Un partido está para proponer y actuar ¿para qué si no? ¿Qué hacer? Eso es lo que nos interesa.
Explicar no es proponer, y protestar no es actuar. Apoyar al 15 M (como si lo necesitara), paracerle mal los desahucios, criticar los recortes en educación y sanidad... muy bien, hasta ahí llegamos todos. Un partido está para proponer y actuar ¿para qué si no? ¿Qué hacer? Eso es lo que nos interesa.
¡Ay, si T. levantara la cabeza! se repitiría tanto, que le parecería no haberse muerto, nada más haber dormido la siesta (con un piolet clavado, pero bueno). Cómo me acuerdo de lo que decía sobre estos partidos, sus estrategias, sus alianzas, sus gestos... serán barridos por la historia. Cómo me gustaría acordarme de la cita literal. Si me acuerdo la pongo.
Los Hermano lobo se les cogí a mi padre prestados. Un montón de números de 1973 y 1974. Divertidísimos.
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